La escasez o falta de agua, es decir, la sequía, es un fenómeno con el que han tenido que convivir todas las generaciones desde tiempos inmemoriales hasta nuestros días.
Por ello la preocupación por
este tema siempre ha sido máxima, debido a todas las repercusiones ambientales,
económicas, sociales que conlleva.
Así pues, en la actualidad, la
población vive pendiente del acontecimiento más importante, que no es otro que
el cambio climático, pero se olvida de problemas igual de importantes, en los
que en ningún momento se puede sobrepasar el límite, y en los que la población
no está bien informada, como son los problemas de desertificación, pérdida de
biodiversidad (deforestación)… y el problema de la falta de agua, que en este trabajo
se intenta abordar.
Así pues son muchísimos los
autores que a través de publicaciones en revistas especializadas intentan
informar a la población de que el agua no es un bien eterno, y que de seguir
este ritmo, y más aún si la población sigue creciendo a ritmos desorbitados, el
problema del agua, puede desencadenar en una guerra, como sugieren muchos
autores.
El agua es un recurso de
inestimable valor, todas las formas de vida en la tierra dependen de ella.
También forma parte de muchas de las actividades económicas, como la
agricultura, ganadería, industria, obtención de energía, ocio…, por lo que
condiciona el desarrollo económico con sus consecuencias sociales y políticas.
Y, aunque su presencia en la Tierra es muy abundante, casi dos terceras partes
están cubiertas por agua, no toda ella es apta para el consumo humano y por
supuesto no toda la población mundial tiene el mismo acceso a este recurso1
(GONZALEZ GARCIA J.A, ENRIQUE GARCIA C. 2009).
El 71% de la superficie del
planeta está cubierta por agua, cuyo volumen se estima en 1460 millones de
kilómetros cúbicos; sin embargo, grandes regiones carecen de ella debido a una
distribución muy poco homogénea. En la actualidad, esta proporción irregular se
ha incrementado por las alteraciones climáticas, la contaminación y el uso
irracional del líquido.
Del volumen total de agua en
el planeta, el 97.5 % es salada y está contenida en los mares y los océanos.
Tan solo el 2.5 % restante es agua dulce y casi toda se encuentra almacenada en
los casquetes polares de la Antártida y Groenlandia, y como agua subterránea
fósil, así pues la más accesible está concentrada en ríos, lagos y embalses, y
representa el escasísimo porcentaje del sólo 0.007% de toda el agua de la
tierra. De esta porción, el 87 % se emplea para la agricultura. Así pues, la
cantidad de agua dulce es muy pequeña y las necesidades aumentan conforme crece
la población mundial, pues es un hecho de que la población en las últimas
décadas crece a un ritmo desorbitante, y que según estimaciones de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) superará los diez mil millones de
habitantes en el año 2050.
El agua es un recurso esencial
para la vida, además del soporte del desarrollo económico y social de cualquier
país; también es un elemento fundamental para los ecosistemas y base para la
sustentabilidad ambiental. La distribución del agua en el ámbito mundial y
regional es desigual: mientras en algunas regiones es abundante, en otras es
escasa o inexistente.
La disponibilidad del agua
depende de la dinámica del ciclo hidrológico, en el cual los procesos de
evaporación, precipitación, transpiración e infiltración dependen del clima, de
las características del suelo, de la vegetación y de la ubicación geográfica.
El hombre ha alterado el ciclo del agua para satisfacer las crecientes
necesidades de la industria, la producción de alimentos y en general las necesidades
de la población y de sus patrones de consumo, cada vez menos sustentables. Por
ello es necesario hacer un mejor aprovechamiento del agua, por ejemplo en la
agricultura.
AGUA DULCE
Como decíamos anteriormente la
disponibilidad de agua depende de la dinámica del ciclo hidrológico. Éste no
ofrece garantías a la población, pues las precipitaciones están muy mal
repartidas. Unas tres cuartas partes de las precipitaciones anuales caen en
zonas que contienen menos de un tercio de la población mundial. Dicho de otra
forma, que el 66% de la población mundial viven en zonas que reciben sólo un
25% de las precipitaciones anuales del mundo.
Por ejemplo, un 20% de la
escorrentía media mundial por año corresponde a la cuenca amazónica, una vasta
región con menos de 10 millones de habitantes, o sea, una minoritaria parte de
la población mundial. De manera similar, el río Congo y sus tributarios
representan un 30% de la escorrentía anual del entero continente africano, pero
esa cuenca hidrográfica contiene sólo al 10% de la población de África.
Más de la mitad de la
escorrentía global tiene lugar en Asia y Sudamérica (31% y 25%,
respectivamente). Pero si se considera la disponibilidad per cápita,
Norteamérica tiene la mayor cantidad de agua dulce disponible, con más de
19.000 metros cúbicos por año, según estimaciones de 1990. En cambio, la
cantidad per cápita es apenas superior a 4.700 metros cúbicos en Asia, incluido
el Cercano Oriente.
Tomada por país, la cantidad
de agua dulce renovable disponible anualmente per cápita varía desde más de
600.000 metros cúbicos en Islandia a sólo 75 metros cúbicos por persona en
Kuwait, de acuerdo a lo estimado en 1995.
La disponibilidad de agua
también ofrece notables diferencias dentro de los países. Por ejemplo, en
México, menos del 10% de la extensión territorial proporciona más de la mitad
de la escorrentía nacional del agua de lluvia. Pese al hecho de que 90% de
México es árido e históricamente escaso de agua, la disponibilidad total de agua
per cápita en 1990 era de más de 4.000 metros cúbicos. Esta cifra es sumamente
engañosa como medida de la disponibilidad real de agua para la mayoría de los
mexicanos.
"Las disparidades entre
ricos y pobres nunca son más tremendas que cuando se trata del acceso al
agua", de acuerdo a la publicación Earth Times, de las Naciones Unidas.
"Si en Nueva York se le pregunta a cualquier persona qué piensa del
problema del agua, la respuesta probablemente será `¿qué problema?'. Pero si se
le pregunta lo mismo a cualquier persona de Nueva Delhi, en el mejor de los
casos la respuesta será una charla de al menos 15 minutos sobre cómo el agua
corre una vez por día, hay que almacenarla, huele y, si se bebe sin hervirla,
lo probable es que uno se enferme.". 1
En gran parte del mundo
desarrollado, el suministro de agua dulce tiene lugar en forma de lluvias
estacionales. Esa agua se escurre demasiado rápidamente para utilizarla de
manera eficiente, como ocurre durante los monzones en Asia. La India, por
ejemplo, recibe el 90% de las precipitaciones durante la estación de los
monzones en el verano, desde junio a septiembre. En los ocho meses restantes el
país recibe apenas unas gotas de lluvia. Como resultado de la naturaleza
estacional del suministro de agua, la India y algunos otros países en
desarrollo no pueden aprovechar más del 20% de los recursos potencialmente
disponibles de agua dulce.
SUMINISTROS DE AGUA
NATURALES
Como las sociedades con
escasez de agua han venido realizando desde los últimos cientos de años, muchos
países tratan de transportar el agua desde su lugar de origen al lugar donde la
gente la consume, y de almacenarla para su futura utilización. Si regresamos
atrás en el pasado ya los antiguos egipcios construyeron miles de canales y
acequias para captar las aguas del Nilo y regar con ellas sus cultivos.
Posteriormente en el primer siglo de la era cristiana, los grandes ingenieros
romanos construyeron gigantescos acueductos que abastecían a Roma y a ciudades
del imperio (Segovia) de agua extraída de lugares lejanos de hasta 100
kilómetros, con unas auténticas obras de ingeniería para la época.
En la actualidad y como proceso que lleva ya mas de dos siglos y medio desde que se construyeran los primeros embalses modernos, en el mundo existen unas 40.000 presas de más de 15 metros de altura, construidas en su mayoría en los últimos 50 años. Si bien las presas ayudan a asegurar un suministro constante de agua, a menudo ponen en peligro los ecosistemas acuáticos al bloquear los canales fluviales, alterar el curso de los ríos, las llanuras aluviales, deltas y otras zonas pantanosas, y poner en peligro la vida vegetal y animal.
También es una tarea
excesivamente difícil estimar la cantidad de agua que se necesita para mantener
unos niveles de vida aceptables o mínimos. Además, las diferentes fuentes de
información emplean diferentes cifras para el consumo total de agua y para el
uso del agua por sector de la economía. “En general se considera que un volumen
de 20 a 40 litros de agua dulce por persona por día es el mínimo necesario para
satisfacer las necesidades de beber y saneamiento solamente”, según Peter
Gleick, presidente del Pacific Institute for Studies in Development,
Environment and Security2. Si además, también se incluye el agua para bañarse y
cocinar, esta cifra varía entre 27 y 200 litros per cápita por día.
Se han propuesto varias
cantidades distintas como estándares mínimos, así pues la Organización Mundial
de la Salud (OMS) considera que la cantidad adecuada de agua para consumo
humano (beber, cocinar, higiene personal y limpieza del hogar) es de 50
litros/habitante por día. Otro autor como Falkenmark considera que la cifra de
100 litros de agua dulce per cápita por día para uso personal es una estimación
aproximada de la cantidad necesaria para un estándar de vida mínimamente
aceptable en los países en desarrollo, sin incluir los usos para la agricultura
y la industria.
La cantidad de agua que las
personas realmente utilizan en un país depende no sólo de las necesidades
mínimas y de cuánta agua se dispone para el uso, sino también del nivel de
desarrollo económico y del grado de urbanización de ese país. Así pues a nivel
mundial, de las tres categorías corrientes del uso de agua dulce, que son (la
agricultura, la industria y el uso doméstico), la agricultura es la que domina.
A nivel mundial, la agricultura representa un 69% de todas las extracciones
anuales de agua, la industria, un 23%, y el uso doméstico, sólo un 8%.
Lógicamente estos datos son medias y no son datos homogéneos pues existen
grandes diferencias por regiones. En África se estima que el 88% del agua dulce
se utiliza para la agricultura, 7% para fines domésticos y 5% para la
industria. En Asia el agua también se utiliza sobre todo para la agricultura,
que según las estimaciones representa el 86% del uso total, mientras que la
industria sólo representa el 8% y el uso doméstico, el 6%. En Europa, sin
embargo, el agua se utiliza en su mayor parte para la industria, con 54% del
total, mientras la agricultura representa el 33% y el uso doméstico el 13%. Así
pues, vemos como el continente europeo, mucho más desarrollado gasta mas agua
en las industrias que en la agricultura y viceversa.
El consumo de agua potable ha
venido creciendo rápidamente. En los últimos cincuenta años, la extracción de
agua de los ríos y lagos ha aumentado en cuatro veces, teniendo en cuenta que
solo el 0.01% del agua existente, como anteriormente veíamos en la tierra, es
posible de usar directamente para las actividades humanas, ya que el resto se
encuentra en los océanos (97%), y en forma de nieve o de hielo (Giordan y
Souchon, 1995).
Continúan no menos de 1000
millones de personas sin acceso al agua potable. Aproximadamente el 20% de la
población total de la tierra no disponen de agua, o aquella de la que disponen
no es sana (ONU, 2000), si a ello se suma que la población mundial aumenta a
una velocidad de 200.000 personas al día, el problema tiende a empeorar
(UNESCO, 1992).
Los problemas de salud
relacionados con el agua, afectan casi exclusivamente a la población pobre; o
sea que la mitad de toda la población mundial está expuesta a estos riesgos,
pues una de cada dos personas en el mundo es pobre y aproximadamente 1200 millones
viven en la miseria, con ingresos inferiores a un dólar al día.
A continuación podemos
observar el porcentaje de agua que corresponde a cada continente y el
porcentaje de población con respecto al total mundial.
Observamos pues como el
continente africano y el asiático en mayor medida son los que mayores problemas
poseen, en este último doblándose el porcentaje de población sobre el de la
disponibilidad de agua. En los demás continentes el porcentaje de
disponibilidad de agua es mayor al de la población
ACUIFEROS
Los sistemas hídricos
subterráneos son extremadamente variados: algunos son altamente permeables,
mientras que otros poseen permeabilidades muy bajas, casi nulas. Los hay
porosos o fracturados, existen unos que albergan pocos miles de metros cúbicos
y otros que contienen miles de millones. Hay reservas de agua dulce o salobre,
los hay altamente contaminados, y finalmente, combinaciones diversas de todos
los anteriores. A pesar de esa gran variedad, el espectro se reduce
considerablemente al suministrar agua a zonas de alto consumo.
Para la puesta en explotación
del acuífero son necesarias diversas condiciones favorables como a continuación
detallaremos:
AGUA SUBTERRANEA
Las condiciones más apropiadas
para la explotación de acuíferos se dan solamente en ciertos lugares
favorables. Los principales factores que pueden hacer posible o deseable la
utilización de agua subterránea son los siguientes:
1. Proximidad al área de
consumo.
2. Grandes volúmenes
disponibles.
3. Escasa profundidad y baja
presión.
4. Elevado rendimiento hídrico
(caudales).
5. Alta tasa de renovación.
6. Aceptable calidad del agua.
7. Bajo riesgo de efectos
indeseables a causa del intenso bombeo (por ejemplo subsidencia, sismicidad).
En las siguientes páginas
describiremos la forma en que las condiciones antes mencionadas pueden influir
en la toma de decisiones para adoptar una fuente hídrica subterránea para el
abastecimiento humano, en particular en áreas de fuerte consumo.
-Proximidad al área de consumo
Uno de los mayores costos del
suministro de agua es el asociado con la conducción del agua desde el lugar de
producción al de consumo, en especial cuando el recorrido es ascendente, o debe
atravesar obstáculos geográficos, como montañas o cañones. Desde ese punto de
vista, cuanto más próximo se encuentre un acuífero a una ciudad, más atractivo
resulta como recurso utilizable.
Un riesgo de este tipo de
acuíferos, junto a una ciudad, es su posible vulnerabilidad a la contaminación,
sobre todo cuando alguna parte de la recarga tiene lugar en zonas urbanizadas
Para que su uso resulte
ventajoso en zonas de alto consumo, los acuíferos deben contener un volumen
suficiente de agua como para ser utilizada durante un período prolongado.
Consideremos el caso de los requerimientos de una ciudad de 100.000 habitantes
que consuma 500 litros diarios de agua por persona. El consumo total anual de
esta ciudad hipotética superaría 18 millones de metros cúbicos. Suponiendo una
tasa de recarga anual promedio del orden del 10% del volumen almacenado, se
necesitaría por lo menos un volumen diez veces superior al consumo para
satisfacer los requerimientos, sin afectar las reservas acuíferas existentes
(180 millones de metros cúbicos). Para contener tal cantidad de agua, la
formación hidrogeológica debe tener un volumen total varias veces mayor. En el
caso de que el volumen de la unidad geológica sea diez veces mayor que el del
agua, siempre en nuestro caso hipotético (o sea unos 1.800 millones de metros
cúbicos), ello implicaría una porosidad efectiva del orden del 10%, cosa
relativamente frecuente. Tal cantidad equivalente a lo que contendría,
entonces, una formación de 10 m de espesor y 180 km2 de superficie.
-Escasa profundidad y baja
presión
Para poder ser utilizada de
forma rentable, el agua subterránea debe ser fácilmente accesible. Dado que los
costos de las perforaciones se incrementan considerablemente cuando la
profundidad de los acuíferos se excede en unos pocos cientos de metros de profundidad,
ésta constituye un factor principal al optar por un tipo de recurso hídrico.
Los costos también son altos cuando aumenta la profundidad de los niveles
piezométricos y los niveles de bombeo). En este último caso, los gastos
operacionales pueden verse radicalmente aumentados debido a los costos de
bombeo.
Con el incremento de la
profundidad, hay una tendencia creciente hacia la compactación y consolidación
de los sedimentos y hacia la disminución de la capacidad de almacenamiento y la
conductividad hidráulica. Esto se traduce generalmente en una mayor
mineralización del agua. Por esta razón, y debido a los costos crecientes con
la profundidad, la mayoría de los acuíferos profundos resultan inadecuados para
el suministro de agua en zonas de alto consumo.
Aún así, en algunos casos, los
reservóreos profundos pueden contener agua potable de buena calidad y buenos
caudales. Un acuífero excelente con estas condiciones es el que está localizado
en las areniscas de Botucatu- Tacuarembó- Misiones, en la cuenca geológica
Paranaense (abarcando parte de los territorios de Argentina, Brasil, Paraguay y
Uruguay). Su superficie supera ampliamente los 800.000 km2 y su espesor es de
varios cientos de metros (Montaño y Pessi, 1988; Kimmelman , 1989).
-Alto rendimiento hídrico
Un elemento clave en la
utilización de los acuíferos destinados a las zonas de alto consumo es el
potencial para obtener elevados caudales. El caudal de los pozos limita su
número, su distribución y sus posibilidades productivas.
La principal propiedad
intrínseca que determina la productividad de los pozos es la conductividad
hidráulica o permeabilidad del acuífero. Las formaciones altamente permeables
son las que ofrecen mejores condiciones para la construcción de pozos de alto
rendimiento.
Alta tasa de renovación
Una de las características más
importantes de un acuífero, que permite la explotación intensiva a largo plazo,
es su renovabilidad. Esta puede ser definida como la capacidad de un acuífero
de mantener su volumen a un nivel de extracción dado. La renovabilidad se
relaciona con el balance entre los volúmenes de agua recargados y descargados
desde y hacia la superficie, y con el ingreso y regreso de agua desde y hacia
las unidades hidrogeológicas contiguas.
En la mayoría de los casos, el
factor principal para la renovabilidad de un acuífero es su volumen de recarga
desde la superficie, la cual depende generalmente de la precipitación en el
área de recarga o en las cabeceras de la cuenca. La tasa de recarga es asimismo
función de la permeabilidad y del estado de la superficie del suelo, de las
laderas, del desarrollo de la red hidrográfica, de la vegetación, de las
estructuras artificiales y de la profundidad de la napa freática.
Algunos acuíferos tienen una
alta tasa de renovabilidad debido a los altos niveles de precipitación
elevados, a la presencia de áreas de recarga de gran superficie, o al drenaje
lento o insuficiente, y pueden ser utilizados intensamente sin mayores
consecuencias. En otros casos, dicha tasa es limitada, lo que los hace
sensibles al sobrebombeo. La determinación de la renovabilidad de un acuífero
es esencial para evaluar su potencial para explotación.
-Calidad del agua aceptable
Uno de los factores más
importantes. La calidad del agua de los acuíferos debe ser adecuada para el fin
perseguido. En las zonas de riego, debe tener una salinidad menor a los límites
de tolerancia del cultivo irrigado sino este perecería. En las ciudades, la
calidad del agua debe ser apropiada para el consumo humano. Para ello se
requiere que tenga niveles de sólidos disueltos bajos (preferentemente menos de
300-500 ppm), que esté libre de micro-organismos (o que éstos se encuentren por
debajo de los máximos establecidos por los estándares aceptables), que esté
también libre de otras impurezas (mezclas de gases orgánicos e inorgánicos,
líquidos o sólidos en suspensión), que no posea excesiva radiactividad u otras
características peligrosas para la salud. En algunos casos, la calidad del agua
puede ser mejorada para adecuarla a los estándares exigidos. Sin embargo, los
altos costos del tratamiento de las aguas contaminadas pueden hacerlo inviable.
La localización del área de
recarga de un acuífero subyacente a un área densamente poblada o intensamente
irrigada, lo puede hacer muy vulnerable a la contaminación por causas
antrópicas (ya sea por los vertidos urbanos o por la recarga a partir de las
aguas emanadas de los cultivos irrigados). Ello debe ser tenido en cuenta
cuando se utiliza o planea utilizar un acuífero como fuente de agua potable.
En ciertos casos, la
degradación de la calidad del agua puede estar asociada a la existencia de
conexiones hidráulicas con acuíferos de menor calidad o con cuerpos de agua
superficiales tales como mares y lagos salados. Un intenso bombeo puede
promover la invasión de agua con características inconvenientes proveniente de
arriba o abajo o lateralmente. Este fenómeno que en el caso de los acuíferos en
contacto con aguas saladas es denominado “intrusión salina”, constituye la
causa principal de degradación en los acuíferos de las zonas costeras.
-Bajo riesgo de efectos
indeseables a causa del intenso bombeo
Los bombeos intensos pueden
producir efectos poco deseables, como por ejemplo subsidencia del suelo o
intrusión de agua con características inapropiadas proveniente de fenómenos de
recarga inducida o de flujos subterráneos de acuíferos de baja calidad de
aguas. A veces no se realiza la evaluación previa de éstos u otros problemas
similares. En esos casos, el sobrebombeo da lugar a fenómenos de degradación
tanto de los acuíferos, como del suelo suprayacente.
Las dificultades que resultan
del sobrebombeo se relacionan con la desecación o el descenso del nivel de agua
del acuífero. Los serios problemas de subsidencia que afectan a Bangkok, Ciudad
de México, Shangai y Venecia derivan de la consolidación de sedimentos
desecados luego de un intenso bombeo, excediendo la renovabilidad de sus
acuíferos. Este fenómeno ilustra la dimensión del daño posible cuando las
condiciones hidrológicas no resultan adecuadas para las tasas de bombeo y los
volúmenes extraídos.
-Acuíferos apropiados para
zonas de alto consumo
La verdadera disponibilidad de
las aguas contenidas en los reservóreos subterráneos puede resultar engañosa.
Con frecuencia, los volúmenes hídricos subterráneos son espectacularmente
mayores que los superficiales. En términos de agua dulce utilizable, la
diferencia puede ser muy grande. Sin embargo, la cantidad de agua subterránea
disponible no debe ser medida en volumen, sino en su tasa de renovabilidad.
Cuando los recursos subterráneos se gastan más rápidamente de lo que son
recargados, los niveles, los costos de bombeo aumentan y, tarde o temprano, el
recurso se termina.
Por otra parte, conviene
recordar que los acuíferos y las zonas de alto consumo pueden no coincidir
espacialmente. Algunos grandes acuíferos están en zonas escasamente pobladas, o
donde no se les necesita (pues hay suficiente agua superficial), y existen
muchas áreas de alto consumo que no tienen acuíferos apropiados en sus
proximidades.
A pesar de estas limitantes,
el uso del agua subterránea ofrece muchas ventajas:
• Es menos vulnerable a la
contaminación.
• Normalmente no requiere
tratamiento.
• Puede ser explotada con
menor inversión y mayor participación local.
• No requiere sistemas de
distribución extensos y complejos.
• No se necesitan grandes
tanques de almacenamiento (el agua se almacena “bajo tierra”).
A pesar que el agua
subterránea puede ser una alternativa factible para proveer agua a áreas de
alto consumo, se debe poner especial cuidado para protegerla de la degradación
a partir de fuentes externas de contaminación o por la sobreexplotación. Los
acuíferos son menos vulnerables a la contaminación que las aguas superficiales,
pero cuando son afectados el daño puede ser irreversible.
LA SEQUIA
¿Que se entiende por sequía?
Quizás la sequía sea uno de
los problemas ambientales más silencioso y peor definido. Así pues en primer
lugar, para estudiar el problema de la sequía es necesario hacer una definición
del término. Resulta muy difícil definir el concepto de sequía y existen
multitud de acepciones diferentes. Sin embargo, es importante que aquellos que
están encargados de los preparativos, mitigación y actividades pertinentes a
sequías compartan un término común por medio del cual se pueda determinar la
sequía y las conjeturas y restricciones que implica.
Entre los factores que
dificultan la definición de sequía se encuentran los siguientes:
En muchos casos el fenómeno de
sequía es temporal. Una "sequía" que dura un mes puede ocurrir en una
región donde a menudo se experimentan ciclos de periodos lluviosos y secos
alternativos (puede ser cada 5 años) y donde también se sabe que se ha
experimentado un aumento en el clima más seco durante los últimos 50 años.
Definir como sequía la disminución temporal de disponibilidad de agua o humedad
dados tales procesos dinámicos, es extremadamente difícil y depende en gran
parte de la duración del periodo bajo consideración.
Sequías de gravedad similar
pueden tener impactos sorprendentemente diferentes como resultado de
diferencias ecológicas, socioeconómicas y culturales. Esto, a su vez, afecta a
cómo se percibe la sequía y cómo se utiliza el término. Por lo tanto, es
difícil definir el término tomando en cuenta el evento físico, es decir, la
disminución de la disponibilidad de agua o humedad.
Invariablemente la definición
debe considerar la forma en que el evento físico repercute en la sociedad.
-Una definición aceptada de
sequía puede ser “una reducción temporal notable del agua y la humedad
disponibles, por debajo de la cantidad normal o esperada para un periodo dado”.
Según el National Weather
Service de Estados Unidos, la sequía “es una situación climatológica anormal
que se da por la falta de precipitación en una zona, durante un período de
tiempo prolongado”. Esta ausencia de lluvia presenta la condición de anómala
cuando ocurre en el período normal de precipitaciones para una región bien
determinada. Así, para declarar que existe sequía en una zona, debe tenerse
primero un estudio de sus condiciones climatológicas, esto último es algo
esencial.
Es preciso también aclarar la
diferencia entre dos términos que tienden a la confusión, sequía y aridez. Así
pues la sequía difiere de la aridez en que la sequía es temporal y la aridez es
una característica permanente de regiones con baja lluvia.
Una definición más en el
amplio repertorio seria la siguiente:
“Supone una anomalía
transitoria, más o menos prolongada, caracterizada por un periodo de tiempo con
valores de las precipitaciones inferiores a los normales en el área. La causa
inicial de toda sequía es la escasez de precipitaciones (sequía meteorológica)
lo que deriva en una insuficiencia de recursos hídricos (sequía hidrológica)
necesarios para abastecer la demanda existente”. Por ello, no hay una
definición de sequía universalmente aceptada, pues difiere de un lugar a otro,
e incluso cada usuario del agua tiene su propia concepción. La literatura
científica contempla más de 150 definiciones diferentes.
CLASES DE SEQUIA
A continuación explicaremos
los diferentes tipos de sequías que se pueden dar:
Se distinguen diferentes tipos
de sequía: meteorológica, hidrológica, agrícola y socioeconómica. De estos
tipos de sequía, los dos primeros describen fenómenos físicos, mientras que el
tercero describe el impacto de los dos primeros en la producción agrícola.
Sequía meteorológica: Desde el
punto de vista meteorológico, la sequía puede definirse como una condición
anormal y recurrente del clima que ocurre en todas las regiones climáticas de
la Tierra. Este fenómeno se caracteriza por una marcada reducción de la
cantidad de precipitación que se presenta en una zona, y puede producir serios
desbalances hidrológicos. Describe una situación en la cual hay una disminución
en la caída de lluvias durante un periodo específico por debajo de una cantidad
específica. Su definición sólo comprende datos de precipitación.
Sequía hidrológica: En
términos hidrológicos, se habla de sequía cuando se presenta una precipitación
menor a la media estacional en escala regional, lo que se traduce en un nivel de
aprovisionamiento anormal de los cursos de agua y de los reservorios de agua
superficial o subterránea. Es decir, existe una disminución de los recursos
acuáticos por debajo de un nivel determinado durante un periodo dado de tiempo.
Sequía agrícola: En el sector
agrícola, la sequía se refiere al déficit marcado y permanente de lluvia que
reduce significativamente la producción agrícola con relación a la normal o los
valores esperados para una región dada. La sequía agrícola es el impacto que
las sequías meteorológica y hidrológica tienen en el rendimiento de los
cultivos. Estos últimos requieren de condiciones particulares de temperatura,
humedad y nutrientes durante su crecimiento para que puedan alcanzar su máximo
desarrollo. Si la disponibilidad de humedad es menor que la cantidad requerida
durante el ciclo de crecimiento, entonces éste se verá afectado y la producción
se reducirá. Sin embargo, las sequías pueden causar diversos impactos en los
diferentes cultivos.
Para algunos especialistas, el
déficit de humedad en el suelo, que está ligado a los efectos sobre la
producción vegetal (agricultura y pastizales en ganadería), es frecuentemente
denominado sequía edáfica.
Sequía socioeconómica: La
sequía en el sector socio-económico ocurre cuando las lluvias son insuficientes
y tienen un efecto significativo sobre las comunidades y su economía (energía
hidroeléctrica, aprovisionamiento en agua potable, en la industria, etc.).
Por otra parte, Ramírez y
Brenes (2001) definen la sequía como un desastre natural lento que no presenta
trayectorias definidas y tiende a extenderse de manera irregular a través del
tiempo y el espacio. La severidad de una sequía depende no solamente del grado
de reducción de la lluvia, de su duración o de su extensión geográfica, sino
también de las demandas del recurso hídrico para el desarrollo de las
actividades humanas.
MEDICIONES
Para cuantificar la sequía se
han desarrollado diferentes índices de sequía, cada uno con sus ventajas e
inconvenientes. Dos de los más comúnmente usados son el Índice de Severidad de
la Sequía de Palmer (PDSI) y el Índice Estándar de Precipitación (SPI), que son
los que se explican. Las condiciones de sequía son monitorizadas constantemente
usando ésos y otros índices para proveer información actual sobre regiones
afectadas por la sequía.
Ha sido el índice de sequía
más comúnmente usado en los Estados Unidos. Fue desarrollado para medir la
intensidad, duración y extensión espacial de la sequía.
Los valores del ISSP se
derivan de las medidas de precipitación, temperatura del aire y humedad del
suelo local, conjuntamente con valores anteriores de estas medidas. Los valores
varían desde -6.0 (sequía extrema) a +6.0 (condiciones extremas de humedad), y
han sido estandarizadas para facilitar comparaciones de región en región.
Este índice de sequía ha sido
usado para evaluar el impacto de la sequía en la agricultura.
Valores de índice Categorías
>;4 Condición húmeda
extrema
3 – 3,99 Condición muy húmeda
2 – 2,99 Condición húmeda
moderada
1 – 1,99 Condición húmeda
suave
0,5 – 0,99 Condición húmeda
incipiente
0,49 – -0,49 Condiciones
normales
-0,5 – - 0,99 Sequía
incipiente
-1 – -1,99 Sequía suave
-2 – -2,99 Sequía moderada
-3 – -3,99 Sequía severa
= -4 Sequía extrema
Índice Estándar de
Precipitación (IEP)
El Índice Estándar de
Precipitación (IEP) fue diseñado para mejorar la detección del comienzo de la
sequía y para el monitorización de la misma.
El IEP es una medición de la
sequía más simple que el Índice de Severidad de la Sequía de Palmer (ISSP) y se
basa solamente en las probabilidades de ocurrencia de precipitación para un
período dado. Una característica clave del IEP es la flexibilidad de medición
de la sequía en distintas escalas temporales. Debido a que las sequías tienen
una gran variación en la duración, es importante detectarlas y monitorizarlas
en una variedad de escalas temporales. Las sequías de corto término son medidas
por instrumentos meteorológicos y son definidas de acuerdo a la climatología
regional específica. Las sequías de importancia para la agricultura resultan en
déficits de la humedad del suelo y las sequías de tres a seis meses pueden
causar un gran impacto. Las sequías más prolongadas (de meses a años) pueden
tener impactos significativos sobre las reservas de agua superficial y
subterránea.
Los valores de IEP se derivan
comparando la precipitación acumulada total para una estación o región en
particular durante un intervalo de tiempo específico con el promedio de la
precipitación acumulada para ese mismo intervalo todo lo largo de lo que dure
el registro climático.
Los valores varían desde 2.00
o más (extremadamente húmedo) a -2.00 o menos (extremadamente seco) con las
condiciones casi normales en un rango de 0.99 a -0.99.
Los valores de clasificación
para los valores IEP son:
Valores IEP Categoría de la
sequía
2.00 o más Extremadamente
húmedo
1.50 a 1.99 Muy húmedo
1.00 a 1.49 Moderadamente
húmedo
-0.99 a 0.99 Casi normal
-1.00 a -1.49 Moderadamente
seco
-1.50 a -1.99 Severamente seco
-2.00 o menos Extremadamente
seco
Se define una sequía cuando el
IEP es continuamente negativo y alcanza un valor de -1.00 o inferior, y
continúa hasta que el IEP se torna positivo. La duración de la sequía es
definida por el intervalo entre el comienzo y el final del período. La magnitud
de la sequía se mide sumando los valores del IEP durante los meses de la
sequía.
Hay bastantes y diversos
índices utilizados pero que son menos utilizados, entre los que destacan el
Porcentaje de la Precipitación Normal (PPN, el Índice de Suministro de Agua
Superficial (ISAS), el Índice de Riesgo de Sequía (IRS), el Índice de la
Humedad del Cultivo (IHC, el )Índice USBR de la Sequía...
SEQUIA GLOBAL, ALGO
INEVITABLE HASTA AHORA
Tras haber definido y
analizado los diferentes índices para poder cuantificar las sequías, nos
disponemos a analizar la realidad, y para ello trataremos de analizar y
describir las principales sequías de los últimos años a lo largo de todo el
planeta:
En primer lugar y antes de
analizar la situación reciente de las grandes sequías que tienen lugar en el
planeta a lo largo y ancho de todos los continentes, empezaremos describiendo
los problemas de escasez de agua en nuestro país, como es el caso de España,
uno de los países tradicionalmente y ahora más castigado por los efectos de las
sequías.
A modo de pequeña introducción
hablaremos a continuación de los problemas que suscita el agua en nuestro país,
para a continuación tratar hechos más puntuales en los últimos años.
En la España peninsular el
volumen anual de lluvias en un año medio es del orden de 325.000 hm3, pudiendo
descender hasta los 240.000 hm3, en años secos, y elevarse hasta los 475.000
hm3 en los muy húmedos.
Así, por ejemplo, un año
catalogado como medio para el conjunto peninsular en cuanto a lluvia total se
refiere, puede ser, por ejemplo, muy húmedo en las cuencas del Ebro, Pirineo
Oriental…, y muy seco en las del Tajo y Guadalquivir.
La red hidrográfica española
que resulta de estos condicionantes tiene una serie de particularidades, tanto
si se le compara con la europea como, mucho más, con los grandes sistemas
hidrográficos de otros continentes.
Teniendo en cuenta que la
precipitación media anual de España es de 670 mm y las pérdidas por evaporación
del orden de los dos tercios resulta una aportación natural media anual próxima
a los 114.000 hm3; se estima que de ellos unos 20.000 hm3 corresponden a las
aguas que se inflintran y recargan los acuíferos. La escorrentía específica que
resulta al dividir esta aportación media total por la superficie del territorio
(505.000 km2), es de 230 mm/año, mientras que la media europea se sitúa en los
300 mm/año. Sin embargo el recurso natural medio por habitante es mayor en
España (3000 m3 anuales) que en el conjunto de la Unión Europa (2.500 m3) por
habitante y año debido a que su densidad de población es mayor que la española.
Se observa que las
aportaciones medias correspondientes a las cuencas de Galicia-costa y Norte,
cuya superficie supone solamente el 10% del territorio nacional, suponen 42.000
hm3/año, mientras que la aportación conjunta de las cuencas del sur, Segura y
Júcar, cuya superficie global representa el 15% del total del territorio, es de
solamente 7.600 hm3/año. Es decir, existe una relación de 8 a 1 en las
aportaciones por unidad de superficie.
Los ríos españoles recogen al
año unos 106 000 hm3 de los que sólo se podrían utilizar 9.000 si no hubiera
embalses. Se ve que la proporción de agua que se puede emplear de forma
natural, sin hacer pantanos de almacenamiento, es pequeña, no llega al 10%.
Sucede esto porque los ríos españoles tienen grandes diferencias de caudal
entre unas estaciones y otras: su régimen es torrencial, y esto hace muy
difícil su aprovechamiento. En Francia, por ejemplo, el 40% del agua que llevan
sus ríos es aprovechable sin necesidad de hacer grandes presas.
Para poder disponer de agua
suficiente se han construido pantanos que almacenan el agua en la época de
lluvias, regulan el caudal del río para evitar inundaciones y se pueden
aprovechar para obtener energía hidroeléctrica. La capacidad de embalse es en
la actualidad superior a 50 000 hm3 al año, lo que da una disponibilidad de
agua de unos 2 800 m3 por persona al año. Esta disponibilidad es mayor que la
media de la Unión Europea. El problema fundamental es que se distribuye de
forma muy desigual, y algunas zonas secas tienen escasez de agua.
Más de las tres cuartas partes
del agua consumida en España se emplea para el regadío. Alrededor del 14% es
consumida por los municipios y un 6% por la industria. Se entiende bien que el
regadío absorba una proporción tan importante del agua, porque la agricultura
más rentable se da precisamente en la España seca, y depende en gran medida de
la disponibilidad de agua. Esta misma realidad es la que explica que España sea
uno de los mayores consumidores de agua del mundo. En cualquier política que
busque el buen uso del agua en la península es fundamental analizar los
sistemas de riego, para ir implantando los más eficientes, y decidir si se
deben poner más superficie de tierras en regadío o no.
España es un país
especialmente afectado por el fenómeno de la sequía, pues a lo largo de los
últimos 130 aproximadamente, durante el período 1880-2009 más de la mitad de
los años se han calificado como de secos o muy secos. En la década de los 80
siete años se han considerado secos o muy secos y en la de los 90 cinco años
han merecido el mismo calificativo.
Las sequías afectan a todas
las regiones de España, aunque son aquellos territorios en los que las
precipitaciones anuales no superan los 600 mm los que sufren en mayor medida
sus consecuencias.
La sequía en España es una
situación característica de un país con un clima como el nuestro.
Según el Libro Blanco del Agua
las sequías más graves del período desde la década de los cuarenta a las de los
noventa, se concentran en tres periodos: la de octubre de 1941 a septiembre de
1945, la de octubre de 1979 a septiembre 1983 y la de octubre de 1990 a
septiembre de 1995, siendo esta última, con diferencia, la más aguda en
intensidad. Estas tres sequías fueron muy generalizadas, afectando a la mayor
parte del territorio español y dando lugar, en cuencas como el Guadiana, el
Guadalquivir o el Sur, a porcentajes de disminución de la precipitación entre
el 23 y el 30%.
CASOS NOTORIOS DE
SEQUIA EN EL MUNDO
De acuerdo con el documento
“El agua en Europa: una evaluación basada en indicadores” editado por la
Agencia Europea de Medio Ambiente, 2003, la situación es la siguiente:
Un total de veinte países
(cerca de la mitad de la población europea) no padecen estrés hídrico,
situación que sucede cuando la demanda de agua en una región es mayor que la
disponible en un periodo de tiempo determinado. Se trata fundamentalmente de
los países del centro y el norte de Europa, debido principalmente a la humedad
de sus climas.
Nueve países pueden
considerarse con un estrés hídrico moderado (un 32% de la población europea),
entre los que se encontrarían, Rumania, Bélgica, Dinamarca y los países
mediterráneos de Grecia, Turquía y Portugal.
Por último, cuatro países,
todos en la zona mediterránea como son Chipre, Malta, Italia y España padecen
estrés hídrico, afectando a un 18% de la población Europea. En definitiva,
España se puede considerar como uno de los países europeos que padece mayor
escasez de agua.
Si profundizamos con más
detalle, Portugal está sufriendo la peor sequía desde hace décadas. El 97% del
territorio portugués padece una terrible escasez de agua. Las perdidas
ganaderas y agrícolas han sido horribles. En muchas partes del país, enero de
2005 fue el enero más seco desde hace más de 100 años. A fecha de 30 de junio
de 2005, el 64% del territorio portugués continental estaba en condiciones de
extrema sequía y el 33% en sequía severa. El informe de la Comisión para la
Sequía 2005 señala que ésta es una de las situaciones más graves de los últimos
60 años. Estos valores son muy similares a los de 1945, cuando el país tenía el
77% de su territorio en sequía extrema.
La falta de lluvia hizo que la
cosecha para el otoño-invierno se perdiese en un 70%, afectando también a
España.
Los bosques se están secando y
el nivel de los lagos ha bajado considerablemente, y esto implica un grave
problema medioambiental, ya que hace que los aviones tanques no puedan abastecerse
de agua para combatir incendios por ejemplo. Así pues, según la oficina de
bosques se contabilizaron cerca de 12.600 fuegos y pequeños incendios que
quemaron ya 21.500 hectáreas, siendo el área quemada un total del 23% de la
media del anterior período de los últimos cinco años.
El coste de la sequía se
elevaba a finales de agosto a más de 2.000 millones de euros, cerca del 1,5%
del Producto Interior Bruto (PIB) luso.
La sequía ha estropeado
cosechas en España, Portugal y el norte de África, y mientras los agricultores
exigen ayuda de emergencia, las autoridades se preparan para aumentar las
importaciones para alimentar a la población y al ganado.
El Ministerio de Ecología de
Francia ha confirmado en un comunicado la situación de sequía en determinadas
regiones de Francia, habiendo pasado en un mes de 6 a 13 los departamentos en
los que se han tomado medidas de restricción para el uso del agua.
El riego de los campos en el
norte de Italia tiene los días contados. Las reservas de agua están en las
últimas y, si el aumento de temperatura no cesa, se prevén grandes pérdidas
para las cosechas de cereales, maíz, arroz, remolacha, frutas y hortalizas, con
consecuencias graves, también para la ganadería.
El caudal medio del Po resulta
un 20% inferior a los valores límite registrados en el mismo período de 2003.
Según la Confederación Italiana de Agricultores, más de 180.000 explotaciones
se encuentran prácticamente arruinadas, con una cosecha perdida de cada tres, y
daños superiores a los 3.500 millones de euros. Se registran realmente
reducciones del 25% en las cosechas de cereales, del 20% en frutas, del 30% en
hortalizas, del 30% en arroz y maíz, del 25% en remolacha y del 10-15% en
leche. Se anuncian también reducciones en uva (hasta de un 20%) y aceitunas
(del 25%).
En la mayoría de los países de
Europa, las sequías tienen lugar periódica y esporádicamente, siendo más
frecuentes en los del sur, centro y este.
CONTINENTE AFRICANO
La sequía también amenaza al
continente africano, que ha visto reducidas las lluvias de una manera tan
alarmante que cerca de 38 millones de personas se encuentran en peligro a causa
del hambre por falta de agua. En esta crisis se ven afectados los tres extremos
africanos: el oriental (con Etiopía y Eritrea), el occidental (Mauritania), y
el sur del continente (con Malawi, Zimbawe, Zambia y Mozambique), donde la
sequía ha perjudicado seriamente las cosechas y el ganado.
La ONU denuncia que la sequía
es una de las principales causas de pobreza en el mundo y que está empujando a
135 millones de personas a emigrar de sus países. El África sub-Sahariana, el
Sahel y el Cuerno de África son las zonas más afectadas del mundo. Según
algunas predicciones, más de 60 millones de personas de esta zona emigrarán al
Magreb y a Europa antes de 2020.
Sin embargo, si bien la sequía
ha sido la causa principal de la crisis alimentaria que sufren muchos países
africanos, las causas reales son complejas y varían de un país a otro. Reflejan
una mezcla de pobreza, , gobernabilidad pobre y corrupta y unas determinadas
condiciones sociales y económicas. Son causas más de tipo estructural. La
sequía no tiene porqué conllevar inevitablemente la hambruna, y prueba de ello
es que una sequía de características similares en otro punto como Europa no
tiene ni de lejos las mismas consecuencias que en África.
A continuación detallaremos un
poco más en profundidad una de las sequías más graves que se están produciendo
en la actualidad, la del cuerno de África, especialmente en Kenia.
En Agosto del 2007, el río
Tana cambió su curso debido a una enorme sedimentación ocasionada por la alta
erosión de las áreas de captación del río Tana, en Kenia (Geoffrey M. Riungu y
Joan Otengo). La situación se ha visto empeorada por una gran reducción del
caudal del río debido a la reducción del aporte de los sus afluentes y a las
altas tasas de evaporación consecuencia del incremento global de las
temperaturas.
Las tierras húmedas del delta
del Tana, de las cuales dependen muchas personas, están actualmente
convirtiéndose en tierras húmedas estacionales y algunas zonas ya se han secado
completamente. Esto ha afectado los modos de vida locales especialmente a los
pastores quienes han perdido casi todo su ganado debido a la persistencia de
los periodos secos. Estos ecosistemas de crucial importancia solían ser áreas
de repliegue para los pastores durante las estaciones secas
La flora y la fauna tampoco se
han librado de los efectos del cambio en el clima. Sus impactos pueden notarse
en el incremento de casos de conflictos entre humanos y vida salvaje en el
área, ya que los animales salvajes (herbívoros y carnívoros) invaden las aldeas
en busca de agua y comida. Para poder subsistir, las comunidades campesinas y
ganaderas han comenzado a practicar la caza y la recolección.
La prolongada sequía de Kenya
ha empeorado la ya de por sí difícil situación alimentaria del país. Será
necesario importar un volumen mucho mayor de granos que lo calculado para
alimentar a las personas, según un informe especial de advertencia de la FAO
dado a conocer a fines de enero.
Las autoridades de Kenya
calculan que la sequía está afectando a cerca de dos millones de personas y que
esa cifra puede llegar a tres millones si esta situación persiste. Han apelado
a la comunidad internacional para
recibir asistencia alimentaria
de urgencia.
El informe, presentado por el
Sistema Mundial de Información y Alerta (SMIA), indica que las perspectivas de
los cultivos de la temporada de lluvias breves (sobre todo maíz, mijo, sorgo y
leguminosas), se han deteriorado mucho por la falta de lluvias durante la
estación agrícola. Las precipitaciones, que suelen iniciarse a mediados de
octubre, llegaron con retraso y fueron esporádicas en la mayor parte de las
provincias del noreste, orientales y de las costas, así como en las zonas bajas
de la provincia central, donde se informa de numerosas cosechas malogradas y
deterioro de pastizales y dehesas. La falta de precipitaciones breves ocurre
tras la falta de dos temporadas consecutivas de lluvias (de marzo a mayo) en
las mismas zonas. La escasez de agua está afectando a las personas y al ganado,
y se ha informado de pérdidas considerables de ganado.
El agua es un recurso vital
para sobrevivir, pero debido al rápido crecimiento de la población y al cambio
climático, la escasez de dicho elemento se está convirtiendo en un problema que
muchos creen podría ser el detonante de más de un conflicto bélico en el
futuro.
Para el año 2017, según la
ONU, cerca de 70% de la población global tendrá problemas para acceder al agua
dulce. Y para 2025, aproximadamente 40% de la población vivirá en regiones
donde el agua escasee.
También hay más sequías por
todo el territorio africano, como la severa sequía en la región Karamoja en el
noreste de Uganda, que ha dejado al país al borde de una catástrofe
humanitaria. Es poco probable que las condiciones de sequedad y la aguda escasez
de alimentos, que han dejado a Karamoja al borde de la hambruna, vayan a
mejorar antes de octubre cuando debe tener lugar la próxima cosecha. Otras
naciones africanas que sufren sequía durante 2009 son: Malawi, Zambia,
Suazilandia, Somalia, Zimbabue, Mozambique, Túnez, Angola, y Etiopia.
AMERICA LATINA
También Iberoamérica padece
las consecuencias de la falta de agua. Millones de campesinos en Perú han
abandonado las zonas costeras por las sequías y han superpoblado los grandes
centros urbanos. Cada año, ocho millones de mexicanos del norte árido, por la
falta de apoyos económicos y por las sequías, han abandonado los campos para
huir a EEUU en busca de la supervivencia.
En Iberoamérica se observan
muchos de los problemas ambientales existentes relacionados con el agua. En
muchas ciudades del continente el abastecimiento de agua ha disminuido debido a
menores caudales o a cambios de los regímenes hídricos. En las regiones
peri-amazónica, desde hace dos o tres décadas, debido al grave y actual
problema de la deforestación de las cuencas, ha propiciado que los niveles
fluviales desciendan considerablemente durante la estación seca. Al mismo
tiempo, durante el período húmedo se producen inundaciones inéditas. Por ejemplo,
El río Cuiabá (Mato Grosso, Brasil), ya no provee los caudales necesarios para
satisfacer completamente los requerimientos de la ciudad de Cuiabá (800.000
hab.) durante el período seco. Similares problemas se dan en muchas ciudades
del Escudo Brasileño.
Las cabeceras del río Lerma se
encuentran en el macizo del Xinantecatl (Nevado de Toluca) y en las elevaciones
adyacentes. Las aguas infiltradas y escurridas en estas zonas montañosas
descienden hacia el valle de Toluca. Antiguamente estas aguas se expandían en
el pie de monte, ya sea a partir de los torrentes que bajaban de los cerros, o
aflorando en numerosos manantiales que se formaban en las zonas de inflexión de
pendiente o en las depresiones orográficas para ir a nutrir los cuerpos
lacunares del valle. Durante las últimas décadas, el bombeo de las aguas
subterráneas para abastecer a la ciudad de México y poblaciones locales del
valle dio lugar al descenso de los niveles piezométricos (ver capítulo 6) y a
la disminución del área lacunar (a ello contribuyó además el drenaje de
extensas áreas para el uso agrícola). Desde entonces, la evacuación de las
aguas de la cuenca se realiza a través de un canal excavado artificialmente,
que aguas abajo se une con el lecho natural del río Lerma. Debido a la densa
población establecida en su cuenca, el río fluye cargado de contaminantes y
sedimentos en suspensión, dificultando su utilización en las porciones
inferiores de su curso. A ello se agrega la gradual desecación y colmatación
sedimentaria del Lago de
Chapala, cuya degradación
acelerada pone en peligro su supervivencia futura.
La carga de sedimentos en
suspensión en las aguas fluviales está generando problemas similares en la
mayor parte de los países de Iberoamérica. Esta situación se vuelve crítica a
nivel de las tomas para el abastecimiento urbano.
Las ciudades más grandes son
las que presentan los mayores problemas. Todos los ríos que se originan en
ellas o las atraviesan están altamente contaminados: el Riachuelo, en Buenos
Aires; los ríos Tiête y Pinheiros, en São Paulo; el río Mapocho, en Santiago;
el río Bogotá, en la ciudad homónima; el río Almendares, en La Habana; los
arroyos Pantanoso y Miguelete, en Montevideo, y el río Guaire, en Caracas. La
totalidad de las sustancias contaminantes posibles citadas precedentemente se
encuentran, en mayor o menor concentración, en estos cursos de agua urbanos.
Generalmente, las reservas
subterráneas están mejor protegidos contra la contaminación. A pesar de ello,
existen indicios de que los acuíferos de Buenos Aires, de São Paulo y de la
Ciudad de México, entre otros, están comenzando a sufrir las consecuencias del
vertido y disposición no controlada de efluentes y residuos.
Los costos económicos y
sociales de estos problemas ambientales son enormes y de difícil evaluación. Si
bien estos desastres afectan a la población en su conjunto, no hay ninguna duda
que los sectores más vulnerables son las comunidades urbanas pobres. Ellas
carecen de recursos para adquirir agua embotellada, perforar sus propios pozos,
instalar una bomba con su generador o establecer sus sistemas de tratamiento o
filtros. Tampoco disponen de los medios para mudarse fuera de los barrios
superpoblados e insalubres de la ciudad. En definitiva siempre lo más grave
afecta de manera mas severa a los estratos mas pobres de la sociedad.
Antes de hablar de los países
sudamericanos es preciso detenernos y detallar la grave sequía que esta
viviendo el país centroamericano de Guatemala.
Guatemala sufre la peor sequía
de las tres últimas décadas
El cambio climático, y por
consiguiente la reducción de las precipitaciones ha causado estragos en la
selva nicaragüense, uno de los pulmones del mundo, y mantiene a sus habitantes
al borde de la hambruna por la sequedad de los ríos, sus únicas vías de comunicación.
Los datos oficiales indican
que unas 54.000 familias sufren los problemas del hambre, en tanto otras
400.000 podrían engrosar la cifra al terminar este año
Guatemala registra la
temporada más seca de los últimos 30 años, lo cual ha repercutido en la
destrucción de hasta el 90% de cultivos de frijol y maíz en zonas pobres,
provocando la muerte de 462 personas por escasez de alimentos, según la prensa
local.
Los registros del Instituto
Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumeh),
publicados por el diario Prensa Libre indican que en el pasado junio llovió un
3% menos del promedio de los últimos 30 años, mientras que en julio ese déficit
se incrementó en un 17% y en agosto se ubicó en el13%.
Ausencia de fauna autóctona,
grandes extensiones taladas, miseria humana conforman el paisaje y son
consecuencia, directa o indirecta, del cambio climático. "Nosotros somos
parte de la naturaleza, cuidamos la selva y nuestro río estaba antes lleno, no
había problemas para navegar, disponíamos de agua fresca y limpia, nuestras
cosechas eran ricas y nuestros niños no sufrían las enfermedades que ahora
padecen, por lo que no teníamos que pedirle nada a nadie".
Esta declaración fue
formulada, por Vidal Osornos, presidente del consejo de ancianos de la
comunidad de Ratai, durante una reunión de líderes nativos.
A continuación la situación
muy esquemática de varios países sudamericanos:
La peor sequía en medio siglo
ha llevado al país a un estado de emergencia. Reses muertas yacen en las
praderas, y plantas de soja abrasadas por el sol se marchitan bajo el sol
veraniego. La producción alimentaria argentina va a bajar por lo menos en un
50%. La producción de trigo del país para 2009 será de 8,7 millones de
toneladas, en comparación con 16,3 millones en 2008. Por la preocupación por
escasez en el interior (ya que el consumo interno de trigo es de
aproximadamente 6,7 millones de toneladas),
Severas sequías que afectan la
economía de Paraguay han llevado al gobierno a declarar la emergencia agrícola.
Las cosechas que tienen un impacto directo en el alimento para ganado están
arruinadas, y las plantaciones de soja han sido casi completamente perdidas en
algunas áreas.
Uruguay declaró la “emergencia
agrícola”, debido a la peor sequía en décadas, que amenaza cosechas, el ganado
y el suministro de frutos frescos.
El empeoramiento de la sequía
está aumentando los costes de alimentos y bebidas lo que en enero llevó al
aumento de los precios al consumidor al ritmo anual más rápido en más de cuatro
años.
La severa sequía que afecta a
Chile ha causado una emergencia agrícola en cincuenta distritos rurales. Las
dificultades para el país provienen del fenómeno climático La Niña que tiene a
medio Chile colgado de un hilo: agua persistentemente fría en el océano
Pacífico junto con alta presión atmosférica impiden que frentes lluviosos
entren a las áreas central y sur del país. Como resultado, los niveles del agua
en las represas hidroeléctricas y en otros embalses están a un nivel muy bajo.
CONTINENTE ASIATICO
En el inmenso continente que
es Asia las recientes condiciones extremas meteorológicas han costado la vida a
cientos de personas, obligado a miles de familias a dejar sus hogares y dañado
gravemente la agricultura, lo que incrementa el peligro de escasez de
alimentos.
Oriente Próximo sufre la peor
sequía de toda su historia reciente, y la producción de cereales alimenticios
ha bajado a algunos de los niveles más bajos en décadas. Se estima actualmente
que la producción total de trigo en la región general afectada por la sequía ha
bajado hasta un 22% en 2009. Debido a la severidad de la sequía y a su alcance
a toda la región, los suministros de irrigación de embalses, ríos, y aguas
subterráneas han sido críticamente reducidos. Los principales embalses en Turquía,
Irán, Iraq, y Siria están todos a niveles bajos, lo que impone restricciones en
el uso. En vista de la gravedad de las pérdidas de cosechas en la región, se
prevé una importante escasez de semillas para la cosecha de 2010.
La sequía en Asia puede ser
más severa que la que se vive en el Cuerno de África y que ha provocado una
grave crisis humanitaria por la falta de agua y alimentos.
Las agencias especializadas de
la ONU estiman que la sequía afectará de una u otra forma a unos 60 millones de
personas, en una zona que va desde Jordania y Siria a India y en la que se
encuentran países con elevada población como son Irak, Irán, Afganistán,
Tayikistán y Pakistán.
De todos los países citados,
el que más sufrirá las consecuencias será Afganistán, donde la crisis
humanitaria que causará la sequía se sumará al conflicto armado que vive el
país desde hace 22 años, y que puede sumir al país en un periodo trágico, al
unirse ambos factores. Detallamos a continuación de los países más
Durante el pasado período
invernal de crecimiento de cereales en Irak, no hubo esencialmente
precipitaciones mensurables en muchas regiones, y grandes áreas de campos
regados por lluvia en el norte de Irak, simplemente no fueron plantadas. Este
año esas regiones, alimentadas principalmente por lluvia en el norte de Irak,
son descritas como áreas de desastre agrícola, y la producción de trigo cae
entre un 80 y un 98% bajo los niveles normales. El USDA (Departamento de
Agricultura de EE.UU.) estima que la producción total de trigo en Iraq en 2009,
será de 1,3 millones de toneladas, un 45% menos que el año pasado.
Siria ha padecido sus peores
sequías en los últimos 18 años, y el USDA estima que la producción total de
trigo en 2009 será de 2 millones de toneladas, un 50% menos que el año pasado.
El verano pasado, no hubo agua en numerosos vecindarios de Damasco y los
residentes de la capital se vieron forzados a comprar agua en el mercado negro.
La severa falta de lluvia durante este invierno ha incrementado el problema.
La falta de lluvia ha llevado
a Afganistán a las peores condiciones de sequía de los últimos 10 años. El USDA
estima que la producción de trigo de 2008/2009 en Afganistán será de 1,5
millones de toneladas, un 60% menos que el año pasado. Afganistán produce
normalmente entre 3,5 y 4 millones de toneladas de trigo por año.
Otros países de Oriente
Próximo y Asia Central que sufren de sequía en 2009 son: los territorios
palestinos, el Líbano, Israel, Bangladesh, Myanmar, India, Tayikistán,
Turkmenistán, Tailandia, Nepal, Pakistán, Turquía, Kirguistán, Uzbekistán,
Chipre e Irán.
NORTE AMÉRICA
Las sequías también ocurren a
lo largo de América del Norte y en cualquier año, por lo menos una región,
experimenta condiciones de sequía. La mayor sequía del siglo XX, en términos de
duración y de extensión espacial se considera que fue la llamada Dust Bowl de
los años 30, que duró hasta 7 años en algunas áreas de las Grandes Planicies.
La sequía de tres años de
finales de los años 80 (1987 - 1989) cubrió el 36% de los Estados Unidos en su
momento de auge. Comparándola con la sequía de Dust Bowl, que cubrió 70%
durante su peor año, esta no parece significativa. Sin embargo la sequía de los
80 fue no sólo la más costosa en la historia de los Estados Unidos, sino
también el desastre natural de cualquier tipo más costoso que afectara al país.
Si antes de 1970 un 15% de la superficie terrestre sufría sequía en algún
momento, hoy la proporción alcanza ya un 30% y seguirá aumentando si no tomamos
medidas.
En Junio de 2008, se
produjeron periodos de sequía extrema en zonas de Estados Unidos y México como
a continuación se detallan:
Durante la segunda y tercera
semana de junio de 2008, las altas temperaturas de hasta 40°C que se
presentaron sobre el occidente de México, así como la escasez de
precipitaciones, favoreció el incremento de la sequía extrema a sequía
excepcional, sobre el Centro y Sur de Durango.
La mayor parte de la Península
de Baja California se encontró afectada por una sequía moderada a excepción de
dos territorios con sequía severa ubicadas sobre el Norte y Centro de Baja
California Sur.
Esto propició que el terreno
estuviera muy seco, así como la propia masa forestal, lo que le inducía con un
mayor riesgo a los incendios. Así pues, la agencia oficial CONAFOR (Comisión
Nacional Forestal), reportó que durante el periodo del 30 de mayo al 26 de
junio de 2008 se presentaron 627 incendios forestales, afectando un total de 29.235
hectáreas, el área afectada correspondió a pastos, arbustos, matorrales y áreas
arboladas…
En Junio de 2008,
correspondiendo también con las importantes sequías de su vecino México, las
condiciones secas y las altas temperaturas ocasionaron la expansión de las
condiciones de sequía en toda la región del sur, siendo las regiones más
afectadas, el sur de Texas y el área central alrededor del oeste de Oklahoma.
En este lugar ya se tienen lugares específicos en donde la sequía ha tenido fuertes
impactos. Los impactos incluyen, incendios forestales y un riesgo cada vez
mayor de tormentas de arena. En el Condado Cimarrón, (Oklahoma), la cosecha de
trigo simplemente no existió este año, los pastizales estaban prácticamente
muertos y se percibió erosión del terreno, según los lugareños, de la misma
forma en que ocurría en los días del “tazón del polvo”.
De la misma forma, las
condiciones secas aumentan el potencial de incendios forestales en el oeste de
los EE.UU.
En definitiva, Junio de 2008 fue
excepcionalmente seco en algunas regiones del oeste y parte del sureste de
Estados Unidos. California tuvo el cuarto junio más seco de su historia y el
período Marzo-Junio más seco de los registros que se tienen desde 1895.
Junio de 2008 fue también el
octavo año más seco para Carolina del norte y el noveno para Carolina del sur,
el décimo para Tennessee y el undécimo para Georgia. El período Julio
2007-junio 2008 se clasificó como el tercero más seco registrado en Carolina
del norte. El sur de Texas experimentó el período Octubre-Junio más seco en 114
años de registros.
Las estadísticas dicen que
alrededor de un 59% del sureste está en clasificación de sequía de moderada a
excepcional y el 35% del oeste entre moderada y extrema6.
Los datos presentados por los
expertos en el «Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía»
demuestran que, entre 1991 y 2000, sólo las sequías fueron responsables de más
de 280.000 muertes, y representan el 11% del total de desastres relacionados
con el agua.
OCEANIA
Australia ha estado sufriendo
una sequía duradera y grave desde 2004, y el 41% de la agricultura australiana
sigue padeciendo la peor sequía en 117 años de mediciones meteorológicas. La
sequía ha sido tan fuerte que los ríos dejaron de fluir, los lagos se volvieron
tóxicos, y los agricultores abandonaron sus tierras.
El importante río Murray dejó
de fluir en su punto terminal y su desembocadura se ha cerrado.
Los lagos inferiores de
Australia se están evaporando, y ahora están a un metro bajo el nivel del mar.
Si estos lagos se siguen evaporando, el suelo y el sistema de lodo bajo el
agua, van a quedar expuestos al aire. El lodo entonces se acidificará, liberando
ácido sulfúrico y toda una gama de metales pesados. La única opción del
gobierno australiano para impedirlo es permitir que entre agua de mar, creando
un mar muerto, o rezar por lluvia.
Hemos podido observar a lo
largo y ancho de todos los continentes y prácticamente todas las regiones del
planeta como la falta de agua y toda su problemática que conlleva es una
realidad, pues a la vista queda, el gran número de sequías que afectan a la
población mundial, ya sea desde Australia acabando en Estados Unidos, o
empezando en Argentina y acabando en China.
También vemos la grandísima
cantidad de problemas que conlleva la falta de agua en un territorio, que a
continuación trataremos de analizar más exhaustivamente.
A continuación vamos a tratar
el aspecto futuro de los territorios con peores situaciones hídricas del mundo.
Estas cifras, que ya son indicio de un serio problema, están prontas a hacer
explosión. En una proyección futura, en 2025 más de 2.800 millones de personas
vivirán en 46 países en las que habrá escasez de agua, según proyecciones
basadas en las proyecciones medias de población recientemente revisadas de la
Organización de las Naciones Unidas.
De estos 46 países, 40 están
en el Cercano Oriente y Norte de África o en el África subsahariana. Las
proyecciones indican que en los próximos veinte años, el aumento de la
población, llevará a que todo el Próximo Oriente experimente escasez de agua.
Hacia el 2050 el número de países con escasez de agua ascenderá a 54, y la
población conjunta a
El Próximo Oriente y Norte de
África. Unos veinte países del Próximo Oriente y Norte de África enfrentan las
peores perspectivas hídricas. El Próximo Oriente es la región del mundo con más
escasez de agua. La región ha estado extrayendo de los ríos y acuíferos más
agua de la que se repone. Actualmente, por ejemplo, Jordania y el Yemen extraen
anualmente de los acuíferos subterráneos un 30% más de agua de la que se
repone.
Arabia Saudí presenta uno de
los peores casos del mundo de uso del agua. Este país extremadamente árido debe
ahora explotar los acuíferos fósiles subterráneos para satisfacer las tres
cuartas partes de sus necesidades de agua. Los acuíferos fósiles de Arabia
Saudita han estado perdiendo, término medio, 5.200 millones de metros cúbicos
de agua por año.
Cuatro países del golfo
Pérsico como son Bahrain, Kuwait, Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos,
tienen tan poca agua dulce disponible, que recurren a la desalación, el paso
del agua de mar a agua dulce. Sin la desalación, los estados del golfo Pérsico
no podrían mantener una población ni siquiera aproximada a la que tienen ahora.
La población del emirato de Dubai, por ejemplo, depende por completo de la
desalación del agua de mar del golfo. Este país no tiene prácticamente nada de
agua dulce. La desalación, por otra parte, es demasiado cara y no es práctica
para la mayoría de los países con escasez de agua pero para estos estados y
emiratos tan poderosamente económicos no es un problema.
En el África subsahariana,
gran parte de países encaran serias limitaciones hídricas.
Aproximadamente unos
doscientos millones de personas viven en los países africanos con
tensión hídrica. En 2025,
vivirán en países africanos con escasez de agua unos 230 millones de personas.
Otros 460 millones estarán en países africanos con tensión hídrica.
Si analizamos la
disponibilidad de agua por habitante por países, vemos como la tendencia es a
la reducción de esa disponibilidad de agua en prácticamente todos los países
del mundo, debido esencialmente al aumento del número de la población.
Debido al aumento de la
población sobre todo en países africanos y de Próximo Oriente la disponibilidad
de agua en estos lugares es donde se va a ver más reducida. Así en la siguiente
tabla se muestran los países donde más va a bajar la disponibilidad de agua por
habitante:
Se puede apreciar como todos
los países de la tabla duplicaran cuanto menos su población en el 2025, de ahí
que la reducción de la disponibilidad de agua será notable.
Por el contrario los países
que verán menos incrementada su población, en las que prácticamente la
población se mantendrá, la reservas bajaran mínimamente.
Así pues si elaboramos unas
tablas con los países con mayor disponibilidad de agua por habitante y los que
menos la situación sería la siguiente
Apreciamos como respecto a la
actualidad los países se mantienen pero desciende drásticamente la
disponibilidad de agua, reduciéndose alrededor de los 3.500 m3 de la actualidad
como media de estos países, a aproximadamente unos 1.400-1300 m3.
Observamos pues como los
países norte-africanos y los de Oriente Próximo, sobre todo los del Golfo
Pérsico, encabezando la lista Libia que vera reducida su cifra a la de tan solo
47 metros cúbicos por persona.
PRODUCTO DE LA SEQUIA
A continuación analizaremos
las consecuencias en todos sus ámbitos de las sequías:
Entre los mayores desastres
naturales, las sequías son especiales en cuanto al periodo de tiempo que existe
entre las primeras señales que indican que se está desarrollando una sequía y
el momento en el cual la población empieza a sentir un impacto notable en el
área afectada. La duración de dicho "periodo” varía enormemente entre las
sociedades.
En muchas sociedades el
“periodo de aviso” puede ser de varios meses, mientras que en otras, tal vez,
sólo sea de unas pocas semanas. Cualquiera que sea el “periodo de aviso”, este
tiempo permite preparar unas respuestas para mitigar los impactos de la sequía
antes de que estos sean demasiado importantes.
Las sequías, prácticamente
siempre producen un impacto directo en la producción de alimentos y en la
economía en general. El impacto en una población particular está relacionado
con la gravedad y la naturaleza de la sequía, pero igualmente, y a veces mucho
más importante, con la naturaleza de la economía y la sociedad del área
afectada.
Los efectos de la sequía
pueden ser sentidos a corto y a largo plazo, afectando no sólo las actividades
productivas del campo, como la agricultura y la ganadería, sino también a
actividades industriales básicas y al bienestar y la salud de los habitantes de
las comunidades rurales y urbanas.
Los efectos de la sequía están
relacionados principalmente con la falta de agua, los cuales se ven agravados
por otros factores que cuando ocurren asociados con la escasez de humedad hacen
más crítica la situación.
Entre otros se encuentran los
siguientes: altas o bajas temperaturas, vientos huracanados... También es común
sobre todo en zonas semiáridas, que después de períodos secos, se presenten
lluvias torrenciales que, ante la degradación de la cubierta vegetal y el
descuido y deterioro de los suelos, causen catástrofes que indirectamente
pudieran ser atribuidas a la sequía
IMPACTOS SOCIO-ECONOMICOS
Muchos impactos económicos
ocurren en la agricultura y sectores relacionados, a causa de la confianza de
estos sectores en los suministros de agua superficiales y subterráneos. Además
de pérdidas en rendimientos en la producción de cultivos y ganadería, la sequía
está asociada con plagas de insectos, enfermedades de plantas y la erosión
ejercida por el viento.
Los precios de los alimentos,
la energía, y otros productos se incrementan, conforme los suministros se
reducen. El suministro reducido de agua también imposibilita la navegabilidad
de ríos y conlleva al incremento de costos de transporte, ya que los productos
deben ser transportados por medios alternativos.
La producción hidroeléctrica
puede también verse significativamente afectada. Así pues vemos como es un
ciclo que se repite.
Por ejemplo, las pérdidas
debidas a la sequía en los Estados Unidos son de entre seis y ocho billones
cada año normalmente. Su punto álgido fue de 39 billones de dólares
estadounidenses en la sequía de 1987 a 1989, que fue el desastre natural más
costoso en la historia de los Estados Unidos, después del causado por el paso
del huracán Katrina en el verano de 2005. Podemos resumir los efectos
económicos de la sequía en los siguientes:
Los aspectos más importantes
son las pérdidas de las cosechas anuales, el daño a la calidad de éstas,
pérdida de ingresos para los agricultores debido a la reducción de las
cosechas, productividad reducida de las tierras de cultivo (debido a la erosión
del viento, a la pérdida de materia orgánica, ...), plagas de insectos que
hacen que enfermen las plantas, daño de la fauna salvaje, incremento en los
costes de irrigación, costes del desarrollo de los recursos hídricos nuevos o
suplementarios…
Los factores más importantes
son la productividad reducida de las dehesas, disminución de la producción de
leche, reducción forzada del ganado, la limitación o cierre de las tierras
públicas para el pastoreo, coste elevado o no disponibilidad de agua para la
ganadería, el coste del desarrollo de los recursos hídricos nuevos, el coste
elevado o no disponibilidad de comida para el ganado, el aumento de los costes
del transporte de los alimentos, tasas elevadas de mortalidad del ganado,
interrupción de los ciclos de reproducción, disminución del peso del ganado,
aumento de la depredación.
Lo más significativo son los
incendios forestales, pues la vegetación está más seca y arden con más
facilidad, las diversas enfermedades de los árboles ocasionadas por plagas de
insectos, la disminución de la productividad forestal, la pérdida directa de
árboles, especialmente los más jóvenes…
Lo mas destacado es la
disminución del precio de las tierras, las pérdida de las industrias
directamente relacionadas con la producción agrícola, el desempleo por
disminución de la producción debido a la sequía, la tensión sobre las
instituciones financieras, la pérdida de ingresos de los gobiernos, la
reducción del desarrollo económico, la pérdida de la población rural…
El aumento de la demanda de
energía y la bajada del suministro debido a las restricciones de energía
relacionadas con la sequía, los mayores costes asociados a la sustitución por
combustibles más caros…
IMPACTOS MEDIOAMBIENTALES
Las pérdidas ambientales son
el resultado de daños a las especies de plantas y animales, al hábitat
silvestre, y a la calidad del aire y agua, incendios de los bosques,
degradación de la calidad del paisaje, pérdida de biodiversidad y erosión del
suelo…
Una sequía extensa puede
conducir a la desertificación, a incendios forestales… a corto plazo y a la
degradación general de la calidad del suelo. Algunas veces los efectos son de
corta duración, restableciéndose las condiciones normales de forma rápida
cuando finaliza la sequía, pero otros impactos ambientales persisten durante
más tiempo o pueden convertirse en permanentes y nunca más volver a la
situación anterior.
Entre los impactos ambientales
que podemos destacar se encuentran los siguientes:
Los hechos más revelante son
la reducción y degradación del hábitat de la fauna y de los peces, la falta de
alimentos y de agua de bebida para ellos que propicia una mayor mortalidad de
los animales ya que estos buscan comida y los productores son menos tolerantes
a la intrusión de otros, las enfermedades, migración y concentración de la
fauna, todo esto lleva a una pérdida de biodiversidad.
Destacan los bajos niveles de
agua en reservas, lagos y charcas, el flujo reducido de los manantiales, así
pues las corrientes disminuyen, las pérdida de tierras húmedas, también lo
hacen, el impacto en los estuarios (cambios en los niveles de salinidad), la
disminución de las aguas subterráneas, el efecto en la calidad de las aguas.
Los impactos sociales engloban
a diversos aspectos como la seguridad pública, la salud, conflictos entre los
usuarios de recursos hídricos, una calidad de vida reducida… Muchos de los
impactos identificados como económicos y ambientales pueden tener también
componentes sociales. La migración de población es un problema significativo en
muchos países, a menudo estimulada por un suministro mayor de alimentos y de
agua.
Durante una sequía, se puede
observar un incremento de la desnutrición, de las enfermedades
cardiovasculares, alergias e infecciones respiratorias, estas últimas se deben
al incremento de contaminación del aire por el polvo procedente de una mayor
erosión eólica. Todo ello conlleva consigo el aumento del número de muertes.
Entre los que destacan los
conflictos entre los usuarios de los recursos hídricos, los conflictos
políticos, conflictos sociales…
Disminuye la calidad de vida y
cambia el estilo de vida
El incremento en general de la
pobreza conlleva la migración de la población, también la pérdida de valores
estéticos, y por último la disminución o modificación de las actividades.
ACCIONES PARA FRENAR
LAS SEQUIAS
Para muchos países con escasez
de agua y rápido crecimiento demográfico, quizá ya sea demasiado tarde para
evitar una verdadera crisis hídrica. Muchos de estos países pueden evitar la
crisis si aplican en brevedad políticas y estrategias acertadas.
Para evitar que en un futuro
se produzca una catástrofe, también es relevante actuar ahora mismo y
desacelerar el crecimiento de la población a fin de contener el aumento de la
demanda de agua dulce. Estas medidas también pueden ayudar a que el crecimiento
de la población se vaya frenando y llegue a niveles sostenibles en relación con
el suministro de agua dulce.
Las iniciativas de origen
local muestran que el agua puede aprovecharse mucho más eficientemente. Cuando
las comunidades aprovechan eficientemente los recursos de agua dulce, también
aprovechan mejor otros recursos naturales, mejoran el saneamiento, reducen las
enfermedades... A nivel nacional, especialmente en las regiones con escasez de
agua y alta densidad de población, la adopción de una perspectiva de ordenación
de una vertiente o cuenca hidrográfica es una alternativa necesaria frente a
políticas no coordinadas de ordenación de las aguas por jurisdicciones
distintas. En el plano internacional, los países que comparten cuencas hidrográficas
pueden adaptar políticas factibles para ordenar más equitativamente los
recursos hídricos. Las organizaciones de desarrollo deberán ocuparse más de
asegurar el suministro y gestión de los recursos de agua dulce y de
proporcionar saneamiento como parte de los programas de desarrollo y salud
pública.
Se considera que,
mundialmente, se dispone de 12.500 a 14.000 millones de metros cúbicos de agua
por año para uso humano. Esto representa unos 9.000 metros cúbicos por persona
por año, según se estimó en 1989. Se proyecta que en el año 2025 la
disponibilidad global de agua dulce per cápita descenderá a 5.100 metros
cúbicos por persona, al sumarse otros 2.000 millones de habitantes a la
población del mundo. Aun entonces esta cantidad sería suficiente para satisfacer
las necesidades humanas si el agua estuviera distribuida por igual entre todos
los habitantes del mundo.
Los efectos de la sequía
influyen además de en la agricultura y en la producción agrícola también en
todos los organismos vivos, incluyendo las especies domésticas y silvestres de
plantas y animales, y en los seres humanos. Esto significa que los daños se
pueden producir, no sólo en los campos cultivados, sino también en los no
cultivados, en zonas naturales protegidas…
Como consecuencia existe una
necesidad mundial de hallar los medios y las medidas a tomar para luchar contra
los efectos dañinos de la sequía.
Sin duda, en la mayoría de los
países en los que la sequía es un hecho, se han utilizado muchos métodos y
medidas para defenderse pero, después de haber estudiado estas medidas, se
puede afirmar que, en la mayoría de los casos, o no han sido bien realizadas o
no han estado bien consolidadas.
Es un hecho comprobable que la
sociedad, por lo general, se encuentra mal informada y poco preparada para
afrontar una situación de sequía. El público y los responsables de la toma de
decisiones tienden a ocuparse preferentemente de los problemas cotidianos y de
los que más les presionan, ocupándose muy poco de problemas ambientales, como
el cambio climático, desertificación, pérdida de biodiversidad, o los causados
por la sequía, que suelen contemplarse de manera muy superficial, hasta que
suceden de nuevo y, entonces, atraen la atención de todo el mundo.
Una vez erradicada o mitigada
la sequía es frecuente que se olvide con rapidez y que se vea como algo poco
probable que vuelva a ocurrir, pues es un hecho muy común entre la población
que estos fenómenos muy puntuales no vuelvan a ocurrir, pero es bien sabido que
tarde o temprano ocurren. De hecho, el comportamiento de la población esta
influido, no sólo por los hechos, sino también por los sentimientos y las
creencias, como en numerosísimos lugares de Sudamérica, el continente africano
u Oceanía. Siempre se piensa que la próxima sequía (como cualquier otro
desastre o peligro natural) no será tan grave como la anterior, actitud que es
también común entre los agricultores y que, por desgracia, tienden a imitar los
responsables de la planificación y de la toma de decisiones.
Para poder evaluar, estudiar y
por tanto tomar medidas y decisiones se deben tomar los siguientes pasos:
Así pues los componentes de un
plan de preparación y mitigación de la sequías son los siguientes:
Valoración y previsión de los
fenómenos de sequía
Una de las acciones
preventivas más importantes es la predicción y todos los métodos para despertar
y concienciar a la población y darle una información tan amplia como sea
posible, utilizando todos los medios de divulgación (periódicos, Internet,
televisión…)
Debería establecerse un
servicio continuo de previsión de sequías en aquellos países afectados, lo que
podría ayudar a los agricultores, a los especialistas en la gestión del agua y
a cualquier persona interesada en alcanzar una mejor preparación para afrontar
los efectos de la sequía. Por tanto la población debería estar muchísimo más
información.
Las formas más importantes de
aliviar los problemas de las sequías consisten en utilizar con mayor
eficiencia, las reservas existentes, el desarrollo de nuevas fuentes de
suministro y el uso de prácticas complejas, o no convencionales, para
incrementar los recursos a suministrar.
Entre las medidas generales de
gestión del agua para hacer un mejor uso de los recursos hídricos existentes se
encuentra la utilización de embalses subterráneos y los trasvases o
intercambios de agua entre cuencas, o dentro de una misma cuenca.
En este terreno, lo mejor es,
entre otras prácticas, revestir o impermeabilizar los canales, controlar la
vegetación acuática, para reducir el consumo de agua, conservar el suelo para
aumentar su capacidad de infiltración y sus rendimientos culturales, reducir la
evaporación mediante una gestión de la escorrentía, aplicar prácticas de riego
que ahorren agua, etc.
El objetivo de las medidas
orientadas hacia la demanda, para el control de la sequía, es hacer que los
recursos existentes inadecuados, cualquiera que sea su cantidad, sirvan a los
usuarios de la manera más eficaz posible.
Los métodos más importantes de
este tipo de medidas son entre otros la modificación de la demanda a nivel de
explotación, la reducción al mínimo de las pérdidas por escorrentía, drenaje y
evaporación, el análisis de las experiencias extraídas de otras sequías
anteriores…
También existen métodos para
minimizar los impactos de la sequía, que se utilizan ampliamente, como son el
anticiparse a que se produzca, empleando las predicciones y el análisis de
datos, investigando la frecuencia y la duración de las sequías en el pasado, y
realizando pronósticos y alertando al público para que la sociedad esté mejor
preparada frente a tales fenómenos como anteriormente comentábamos, lo que da
como resultado acciones, conscientes y sistemáticas, que pueden ayudar a
aliviar sus consecuencias.
Los instrumentos para reducir
los daños son también importantes a la hora de mitigar posibles sequías.
Existen varios métodos prácticos, principalmente desarrollados para la
agricultura, que ayudan a reducir los daños potenciales de una sequía
prolongada tales como el cambio y la elección óptima del uso de la tierra, la
modificación de la rotación de cultivos, la selección lógica de las variedades
de plantas, o los cambios en las técnicas agrícolas utilizadas.
PACIENCIA Y
PERSEVERANCIA
Dado que la sequía es un
fenómeno muy complejo, la lucha contra sus impactos necesita una buena
organización y una coordinación muy seria entre las partes involucradas. La
formulación de una estrategia nacional para la sequía requiere una labor
multidisciplinar entre los diferentes especialistas, que no puede ser eficaz
sin una buena coordinación.
La mayoría de los
especialistas son conscientes de que se debería establecer una Comisión
Nacional para la Sequía para la ejecución de la propia estrategia nacional.
Esta Comisión podría actuar como un instrumento para la información y
recomendación de un comité de valoración de los impactos, y evaluar los
programas regionales y estatales disponibles para ayudar a los productores
agrarios, a los municipios, durante el periodo de emergencia.
La Comisión Nacional para la
Sequía debería también incluir a los representantes más relevantes de los
organismos competentes reconociendo la naturaleza multidisciplinar de la
sequía, sus diversos impactos y la importancia, tanto del componente de la
valoración, como del de la respuesta, en cualquier plan o estrategia global, y
cómo éstos deberían estar integrados en los objetivos de desarrollo a largo
plazo.
A continuación a grandes
rasgos y de forma muy sintética veremos las posibles medidas estratégicas o
preventivas.
Así pues las medidas para
afrontar las sequías hidrológicas se pueden agrupar en medidas estratégicas o
preventivas, de aplicación principalmente en situaciones de evidente sequía
(estados de alerta y emergencia).
Las medidas estratégicas
pertenecen al ámbito de la planificación hidrológica y tienen como objetivo el
refuerzo estructural del sistema para aumentar su capacidad de respuesta ante
la presentación de situaciones de sequía.
Medidas para el
fortalecimiento de la oferta de agua con actuaciones infraestructurales (presas
de regulación, de captación, plantas de desalación, etc.) o medidas en el
sistema de gestión (uso conjunto, intercambio de derechos, mantenimiento de
reservas, etc).
Así pues las presas se
construyen con la finalidad de la regulación de los recursos hídricos, y así
poder cubrir parte de las demandas de agua. El objetivo de los embalses, a
nivel mundial, es el siguiente:
Es tal la cantidad de embalses
que se construyen que poco antes de la apertura de la presa más grande del
mundo, la de las tres gargantas en China, eran 35 los embalses que contaban con
una capacidad superior a 35 kilómetros cúbicos de agua,
Si contamos los embalses
superiores a una capacidad de 3 kilómetros cúbicos la cifra se eleva hasta
50.000 grandes embalses en el mundo. Además, se evalúa que existen más de un
millón de pequeñas presas, con lo que si sumamos la capacidad de todos los
embalses del mundo, la capacidad embalsada es de 7.000 kilómetros cúbicos de
agua7.
• Medidas para la
racionalización de la demanda de agua (mejora y modernización de
infraestructuras y sistemas de aplicación del agua, fomento del ahorro,
reutilización y reciclaje, etc.).
• Medidas de conservación y
protección del recurso y de los ecosistemas acuáticos.
Las medidas tácticas y de emergencia son básicamente de aplicación básicamente en situación de sequía y son las medidas para conseguir del modo más eficaz posible los objetivos.
A continuación se comentan una
serie de medidas que pueden a contribuir a ahorrar hasta un 50% del agua:
- Sistemas de separación de
aguas grises: Las aguas se recuperan de lavadoras, duchas…, entonces esos
sistemas filtran el agua para que pueden ser utilizada por las cisternas. Son
aguas a medio uso.
- La normativa europea limita
la capacidad de las cisternas a 9 litros, aunque varios importantes fabricantes
han lanzado modelos de 6 litros volúmenes.
- Duchas de alta eficiencia.
Aumentan la velocidad del chorro con un reducido caudal de entrada. Además del
ahorro del agua, se corrigen problemas de derroche de agua.
- Economizadores o
personalizadotes para los grifos. Estos dispositivos se adaptan a los grifos,
duchas… y permite ahorrar un 40% de agua que se consume, sin perder las
prestaciones.
- Duchas fijas. Especialmente
para piscinas, balnearios, gimnasios. Combinados con pulsadores de tiempo
forman un equipo infalible en uso eficiente del agua caliente y fría.
Teniendo en cuenta que la agricultura,
según la OMS consume un 68% del agua disponible, como anteriormente vimos, es
fundamental hacer una gestión y manejo del agua con la mayor eficiencia
posible.
El regadío debe disponer de
infraestructuras que deben ser renovadas conforme el mal estado lo requieran.
-Elegir el sistema de riego
más eficiente y adecuado para satisfacer las necesidades del cultivo. Por
ejemplo los sistemas de riego por goteo o por aspersión consumen mucha menos
agua que el riego “a manta”.
-Ajustar las dosis de riego a
las necesidades reales del cultivo en cada momento.
Elegir el momento de riego
para evitar la evaporación del agua. Es preferible efectuar el riego a primera
hora de la mañana o a última de la tarde (incluso por la noche).
-Permitir la recarga de los
acuíferos en las zonas en que éstos estén sobreexplotados mediante la
alternancia de los cultivos de regadío tradicionales con cultivos de secano o
de demanda reducida de agua.
-Procurar utilizar cultivos
adaptados a las condiciones climáticas de cada territorio.
esta sociedad en la que
vivimos, hacia el civismo, la ética, la búsqueda de soluciones o más bien al
pasotismo, a la decadencia, hacia el fin de sus días?
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